Desde sus Inicios hasta la Consolidación
En sus primeros años, la Corte de Honor atrajo a numerosas Damas madrileñas de la nobleza. La infanta María Teresa se reservó el cargo de hermana mayor, nombrando a Doña María Izquierdo de Zárate, Marquesa de Figueroa, como presidenta. La estructura inicial incluía cargos como presidenta, vicepresidenta, secretaria, tesorera, entre otros. Sin embargo, un trágico acontecimiento marcó sus inicios: la fundadora, la Infanta María Teresa, falleció el 23 de septiembre de 1912, pocos meses después de la fundación y tras dar a luz a su cuarto hijo. Su temprana muerte impidió la consolidación inmediata de la obra. La organización atravesó periodos difíciles, casi desapareciendo a causa de la República y la Guerra Civil, perdiéndose incluso documentos importantes. A pesar de ello, figuras como la marquesa Vda. de Figueroa, que continuó como presidenta durante cuarenta años, y Doña Carmen Cánovas del Castillo, que reconstruyó la historia desde la memoria, mantuvieron viva la llama de la devoción. Destaca también Doña María Álvarez Rodríguez, nombrada camarera perpetua de la Virgen en agradecimiento por su valentía durante la Guerra Civil.

Una Nueva Etapa: Apertura y Servicio a «Los Olvidados»
A partir del 21 de enero de 1971, con la asunción de la presidencia por Doña Clara Álvarez de Linera Polo, de D’Ocón, se inició una nueva etapa. La estructura se modernizó, dividiendo las vicepresidencias en asuntos religiosos y asuntos sociales. Se amplió el alcance, pasando de un «capítulo de damas» restringido a una «gran asociación de señoras», abiertas a damas o niñas, madrileñas o no. Un cambio fundamental fue la evolución del propósito: la vigilia física, difícil en los tiempos modernos, fue reemplazada por una «vela constante y encendida» a través del amor y el empeño en ayudar a «los olvidados» de la sociedad. Así nació la «Obra de los Olvidados», una labor de caridad que comenzó en 1971 y se formalizó con las «Hojas de Caridad» en 1975. Esta obra ha proporcionado ayuda económica y material significativa a lo largo de los años. Se creó también la Corte Infantil, una «gran promesa» para el futuro. La Corte de Honor fomentó la colaboración y buena armonía con las otras congregaciones de la Virgen, la Real Esclavitud y el Rosario Cantado.
Momentos Destacados y Relación con las Instituciones
La historia de la Corte de Honor está marcada por numerosos eventos y su estrecha relación con la jerarquía eclesiástica y las instituciones civiles. La fiesta anual reglamentaria, trasladada de marzo a mayo, ha sido un acto central, reuniendo a miembros y autoridades ante la Virgen. Desde 1971, se estableció la costumbre de una misa mensual los días 25 de cada mes, con intenciones específicas cada mes. La Corte de Honor ha participado activamente en eventos importantes, como la imposición de medallas a damas destacadas, la ofrenda de flores a la Virgen, y la procesión de la patrona. Han mantenido una fuerte conexión con la familia real, teniendo a S.A.R. Doña Sofía de Grecia, princesa de España, como hermana mayor desde 1972, y con las esposas de alcaldes y presidentes del gobierno, muchas de las cuales han ejercido como camareras honorarias de la Virgen. La Corte de Honor organizó solemnes funerales por víctimas del terrorismo y por figuras relevantes. En 1982, la imagen de la Virgen de la Almudena fue trasladada para presidir la misa de las Familias celebrada por S.S. el Papa Juan Pablo II.

La Patrona en su Casa: Traslado a la Nueva Catedral
Un hito fundamental en la historia de la patrona y la Corte de Honor fue la terminación y consagración de la nueva catedral de la Almudena. La Corte de Honor contribuyó económicamente a la obra y vivió intensamente el proceso, incluida la restauración de la imagen de la Virgen y su solemne traslado desde la catedral de San Isidro a su nuevo templo el 10 de junio de 1993. La impresionante consagración tuvo lugar el 15 de junio de 1993, presidida por el papa Juan Pablo II y con la asistencia de los reyes y las más altas autoridades. La Corte de Honor, aunque con limitaciones en la asistencia al interior del templo, estuvo presente, simbolizando su acompañamiento constante a la Virgen. El cardenal Suquía, a quien la Corte de Honor llamaba cariñosamente «El Cardenal de La Almudena», jugó un papel crucial en la finalización de la catedral.
El Alma de la Corte de Honor Hoy
Hoy, la Corte de Honor de la Almudena no solo mantiene las tradiciones de las misas, fiestas y procesiones, sino que su «cara interna» se centra en la «Obra de los Olvidados», considerada la «vela constante y encendida» de amor hacia la Virgen, manifestado en la ayuda al prójimo. El amor y la devoción a la patrona de Madrid son el motor que impulsa y sostiene toda su labor. La Corte de Honor ha sido fundamental para que el pueblo de Madrid redescubriera a su patrona, pasando de ser «la Gran Olvidada» a ser «la Gran Recordada».
La Corte de Honor invita a unirse a ella para «poner tu grano de arena» en esta obra de amor y caminar junto a la patrona de Madrid.
